Vivo en Canarias, el destino ha querido que sea uno de los 2.200.000 canarios de derecho que degradamos este maravilloso lugar.
En el momento actual de dificultad que vivimos, vemos que debido a la crisis financiera mundial, el sector hotelero y el de la construcción se han desplomado.
En tiempos pasados sufrimos crisis económicas muy profundas, nuestra industria a lo largo de la historia ha sufrido fuertes varapalos, debido a las inestabilidades externas.
En el pasado, hemos errado al intentar ser fuertes con una industria agrícola basada en el monocultivo, bien sea el tomate, el plátano, la caña de azúcar, la cochinilla o incluso el vino. Hoy día, nuestra industria ya no se puede decir que sean nuestros campos, nuestra fuente de negocios es en exclusiva, la industria turística o por lo menos en un altísimo porcentaje.
La bajada de afluencia turística, junto con el apalancamiento del sector de la construcción, está suponiendo un terrible problema de paro y morosidad en todo el archipiélago.
Una de las formas de atenuar el paro y de absorber toda la mano de obra del sector de la construcción, podría ser potenciando el sector primario, pero volcando los esfuerzos en absorber el consumo hortofrutícola interno.
Si tenemos en cuenta, que nos visitan diez millones de turistas al año y que hay una población fija de dos millones de habitante, no se entiende que consumamos casi todas las hortalizas y frutas de fuera, estando el 80% de nuestra superficie agrícola abandonada.
Deberíamos fomentar el sector primario sin caer en el monocultivo, ampliando el abanico de productos y potenciando el consumo de nuestros propios productos dentro de nuestro territorio. En definitiva, involucrar al sector turístico para que el turista que venga consuma nuestra producción agrícola, a través de nuestra gastronomía. ¿Por qué hacer las papas arrugadas con papas de Inglaterra, una ensalada con lechugas de Marruecos o acompañar las comidas con un Rioja? ¿Por qué no ofrecer leche con gofio en el desayuno?
El potencial de venta lo tenemos garantizado con el turismo, vendámosle al turista nuestro producto, es lamentable que en la carta de bebidas de cualquier hotel te ofrezcan una caipiriña y que no aparezca un vinito canario o que pidas langosta y la tengas, sin embargo, no pidas un sancocho canario o unas papas con costillas, porque no lo tienen.
Creo firmemente que el sector primario podríamos relanzarlo comprometiendo al sector turístico, lo que hace falta es un firme compromiso político y empresarial. Si logramos esto, podríamos darle una estabilidad bastante importante al sector primario, absorbiendo la mano de obra que la construcción nunca volverá a necesitar.
Para llevar acabo esto, no podríamos olvidarnos del sector de la importación, que por cierto, es un sector bastante subvencionado. Si queremos que se involucren, tendremos que ser capaces de que les sea rentable invertir en la producción. Por ejemplo, permitiéndole a estas empresas dotar al RIC en sistemas de producción y eficiencia productiva, logrando así, que la importación de hortofrutícolas vaya perdiendo peso y subvenciones, frente a la producción interna.
No se entiende, que si la importación esta subvencionada, el precio de la cesta de la compra en Canarias sea uno de los más caros "de este país anteriormente llamado ESPAÑA”. Muchas veces, subvencionar significa encarecer, por tanto, debemos ser muy cuidadosos y fomentar la calidad del producto y eficiencia productiva, sin caer en la subvención fácil, donde lo único que se consigue es la escasez productiva y la pésima calidad del producto.
No se entiende, que si la importación esta subvencionada, el precio de la cesta de la compra en Canarias sea uno de los más caros "de este país anteriormente llamado ESPAÑA”. Muchas veces, subvencionar significa encarecer, por tanto, debemos ser muy cuidadosos y fomentar la calidad del producto y eficiencia productiva, sin caer en la subvención fácil, donde lo único que se consigue es la escasez productiva y la pésima calidad del producto.
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